Hace nueve años tendría mi primer entrevista de trabajo, tenía la dirección anotada en un papel, tomé el bus y llegué a una calle llena de arboles y banquetas amplias. Caminé varias manzanas hasta que estaba fuera del edificio donde me esperaban, me tocó esperar casi una hora, los nervios estaban brotando de mi en forma de bostezos, aunque fueron en vano por que me terminaron contratando, (si supiéramos que las cosas serán de una manera tal vez no nos pondríamos tan nerviosos) y ahí pasé el primer año completo trabajando, mi comienzo en mi carrera como arquitecta.
A partir de ahí la vida laboral empezó a moverme de lugar en lugar, grandes ciudades y pequeños pueblitos se abrieron para recibirme, y me di cuenta que en particular me gustaban las ciudades tranquilas, aquellas donde puedes sentarte en algún parque a tomar un helado. Los nueve años pasaron llenos de experiencias que me ayudaron no solo a crecer profesionalmente si no también como persona, me hice mas fuerte emocionalmente, y esto no solo por lo que aprendí mientras desarrollé la carrera que había estudiado, si no por que paralelo a ello también estaban sucediendo cosas que me hacían aprender a ser mas fuerte para no caer ni quedarme en el fondo de mis problemas. Aun así, creo que muchos quisieran tener mi vida, ( no me tachen de egocéntrica ) pero realmente no saben lo que es estar en el cuerpo de Paulina, para que esta mujer haya llegado al día de hoy ha hecho cosas que podrían creerse imposibles, ha luchado contra el fuego de cara y aun sigue aquí, con vida, latiendo.
Nueve años después de aquella entrevista de trabajo, he vuelto a caminar por aquella misma calle de arboles y banquetas amplias, lo he sentido como un dejavú, como si de un error en el tiempo se tratase, estaba de nuevo caminando en esas mismas manzanas de hace nueve años, pero no para ir a ese edificio de arquitectura, si no para ir a un edificio de comunicaciones, si, el recuerdo de la chica que estaba nerviosa por aquella primera entrevista de trabajo se quedo bostezando cinco manzanas atrás de mis pasos, mi yo actual seguía caminando en busca de aquella dirección nueva, los nervios de horas antes extrañamente cesaron al sentir que ya había andado esas calles, en mi mente flotaba mi libro “Océanos de fuego” aquel del cual hablaría en aquel edificio de comunicaciones donde me esperaban en punto de las 6:30pm, y llegué, ahí estaba yo, esperando poder abrir la puerta de este segundo camino.
Entré al sitio, y todo pintaba de un color distinto, algunas personas ya estaban presentes para escuchar del tema que hablaría “El arte de transformar el dolor” bastante ambicioso por cierto, la entrevista comenzó y la transmisión llegó a quien tuvo el tiempo de abrir un enlace de facebook live (gracias a quienes lo vieron, por cierto) y escucharme hablar sobre mi camino en la literatura, aquel camino que había iniciado cuando era una niña tímida de ocho años que buscaba poder expresarse, Paulina del 2021 aun sigue siendo tímida pero mucho menos que antes, Paulina del hoy ama contar historias, pero sobre todo ama poder conectar con la gente por medio de ellas.
En aquel edificio hablé de “Océanos de fuego” mi segundo libro, el que está teniendo muy buena acogida, mi primer hilo en este segundo camino que me he decidió a andar, tengo que admitir que siento un poco de intriga sobre que será de este camino, si durará menos o mas que el anterior, o incluso me pregunto si durará el resto de mi vida, no lo se, pero mientras tanto debo decir que me encanta este momento de mi vida, aunque parece un sueño me siento bien, las lagrimas me visitan a menudo, pero también las alegrías, creo que las dos siempre tienen que vivir para que Paulina exista, está hecha del dolor y de todo el amor, esta lista para este camino, si.
Hoy estoy segura de andar este camino, descalza o con zapatos, da igual, voy a andar por el fuego sin quemarme los pies.